miércoles, 1 de abril de 2009

La personalidad en la moda, ¿Se compra o se expresa?

“Por regla general los individuos aceptan naturalmente, y como preestablecidas, las destinaciones básicas de su existencia y se esfuerzan en darles cumplimiento”. Parecen las palabras de una sentencia irrefutable. Inelástica.

Si, además, a ello añadimos que “el individuo encuentra su satisfacción en resolver, con todos los medios a su alcance, las tareas inherentes a su puesto en la sociedad”. Empezaremos a generar una visión del ser humano alejada de la perspectiva de la teoría crítica pues bajo ninguna de estas afirmaciones se ampara la idea de separación entre individuo y sociedad.

Al contrario, todas ellas nos remiten a un individuo que acepta como naturales los límites prefijados en su actividad y si algo hemos de tener claro es que el comportamiento crítico de ninguna manera acata estas orientaciones de la vida social.

¿Pero, que relación guarda todo esto con el mundo de la moda?

Por que, la moda tiene su propio mundo. Un mundo marcado por determinadas prendas, accesorios, formas de comportamiento y marcas. Y en él parece ser que no todos tienen cabida. Por que los medios tienen en su mano la receta para llenar nuestro fondo de armario y si el resto de nosotros no combinamos bien los ingredientes el resultado puede ser muy amargo.

Por que en la difusión de las tendencias a seguir en cuanto a estilo y prendas in la comunicación masiva juega un papel crucial y extremadamente influyente. Genera unas pautas, unos ítems preestablecidos. Genera c-o-n-t-r-o-l.

Pero tampoco vamos a tirar piedras en propio tejado. Nuestra intención no es magullar la integridad de la moda, protagonista esencial de este blog. Tampoco fomentar una cultura arraigada exclusivamente a los dictados de los patrones de los grandes diseñadores. Como en cualquier caso, los excesos nunca son buenos y el hecho de que la imagen personal cubra con voracidad todos nuestros valores sería uno de ellos. Es fundamental que las personas tengan claro cuál es el precio que están dispuestos a pagar por formar parte del mundo de la moda.

Por que en este mundo lo que se denomina “buen estilo” se renueva en cada temporada y aunque, incluso de manera muy sutil, se nos insinúe que colores vestir, que se considera bello y que estéticamente correcto, nosotros no debemos perder nunca nuestro propio criterio. Hemos de tener capacidad de elección y anteponer el propio gusto y sentido común a aquello que nos define cara al resto. Nuestra forma de vestir. Por que si algo es innegable es que hemos convertido la moda en un fenómeno social. En una manifestación social necesitada.

Es evidente que en pleno siglo XXI no podemos pasar desapercibidos ante los parámetros de algo que ha llegado más allá de la pura apariencia y que es capaz de albergar bajo sus estampados y texturas ideología, expresión e identidad personal. Eso sí, no debemos olvidar nunca que bajo cada palmo de tela se esconde una persona, con capacidad de elección y que debe saber anticipar sus propias decisiones a las imposiciones masificadas.




Sonia Micó Huertas

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